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Cuántas dudas… y el tiempo seguía pasando. Cuántas excusas en forma de preguntas me asaltaron antes de abrir este blog. La primera, ¿Y… a escribir qué? por suerte esa ya tenía respuesta, así que no me podía ‘hacer la loca’. Vivo pensando en cosas que quiero escribir –para publicar– porque yo lo que quiero es compartirlas, pero por X, Y, J, Z, e infinidad de excusas no terminaba de comenzar.
Son tantas las ideas que me llegan a la cabeza para escribir que hasta bajé una aplicación para hacer notas (la recomiendo se llama Google Keep). Esta la he ido llenando, bueno, con muchísimas cosas, pero entre ellas, ideas para escribir aquí. Ahora que lo pienso, es una locura darme cuenta de que no estaba haciendo algo que me gusta porque tenía dudas; pero, por los miedos que genera mi ansiedad (esta será tema para otro día), así fue.
Una de mis inquietudes era muy grande: ¿en qué idioma voy a escribir? ¿Me limito a mis allegados que hablan español o a los que hablan en inglés? ¿Escribo algunos en inglés y otros español? A veces la inspiración llega en español y otras veces en inglés. Soy una persona 100% bilingüe y creo que aquí la respuesta será escribir en el idioma que me nazca y luego traducirlo al otro idioma (total, si ya de por sí soy traductora para otros). Quiero que todo el que sea posible tenga acceso a lo que publico.
Otra de las dudas que siempre surgía era, “OK perfecto tienes muchos temas e ideas, pero…” ¡Dios mío! ¡Qué estrés! Mi cerebro me seguía tirando más preguntas: ¿A escribir para qué? ¿Para publicar artículos, un blog, un libro o qué, más o menos? Aunque mi mente lo quería complicar, al final del camino, la verdad es sencilla. Lo de escribir es, en mi caso, un ejercicio netamente “egoísta”.
Lo hago para mí: para organizar mis pensamientos, ordenar información sobre temas que ando investigando y a veces (¿o muchas veces?), para desahogarme en privado cuando lo que me pasa por la mente no es apto para el público en general. Pero entonces me asaltaba la duda de qué tan “bueno” sería mi material, ¿lo suficiente como para publicarlo?
Por suerte había algo que sí tenía muy claro, el por qué, y la respuesta es muy sencilla: ¡porque me gusta! Porque me hace bien. Son muchas las lecciones que he ido aprendiendo en este camino que es vivir. En algunos casos he tenido que repetir la lección ¡varias veces! para poder integrar el mensaje. Escribir siempre me ha ayudado en ese proceso.
Escribo desde muy joven, pero hace un par de años leí por ahí que escribir todos los días nos hace bien. Busqué más información al respecto: en cuanto a salud mental se refiere, escribir de manera diaria o journaling, como se dice en inglés (llevar un journal o diario) tiene numerosos efectos positivos sobre nuestra salud. Es una actividad recomendada por médicos y psicólogos a infinidad de personas. Saber que escribir es una forma de auto-cuidado me motivó a seguir escribiendo.
Sin embargo, deseo que el para qué y el por qué sea mucho más que para mi bienestar personal. Dicen por ahí que la combinación perfecta para la felicidad en la vida es hacer lo que uno ama más ser de servicio para otros a través de ello. Yo espero con toda sinceridad que quienes lean mis palabras puedan encontrar algún conocimiento que andaban buscando, alivio para alguna inquietud, que les prenda la chispa de la curiosidad o quizás simplemente que pasen un rato agradable leyendo algo que les pareció interesante. Tengo la esperanza de que otra de las dudas: ¿para quién? o ¿quién me va a leer? se responda con al menos una persona que haya leído esto y le haya sido de provecho.
¡Tantas dudas! Y algunas certezas también… Esa es la vida, cuando queremos lanzarnos a algo nuevo. Pero ya el momento llegó, y me hace muy feliz. Es más el deseo de escribir y la ilusión de que alguien disfrute lo que escribo, o mejor aún –poder ser de ayuda para alguien– que la ansiedad que me genera publicar esto. Es más grande que las dudas y las excusas. Por eso, del tema que me inspire en la semana, estaré escribiendo; porque ya eso de dejar para después lo que hace me hace feliz hoy, quedó en el pasado. Y tú, ¿hiciste algo esta semana que te hizo sentir pleno y feliz? (Te leo en los comentarios.)
PD: Ahora quiero un favor, compláceme y haz el siguiente ejercicio: en este escrito lleno de preguntas, cambia la palabra escribir por la palabra que describa ESA acción que te llena de felicidad, que quieres hacer desde hace mucho tiempo –de manera formal, organizada y disciplinada– tú vas a poner viajar, bailar, cantar, pintar, enseñar, estudiar otra carrera, ¡lo que quieras!. Hazte las preguntas que yo me hice, estoy segura que tienes respuesta para todas. Pero sobre todo, haz lo que te hace feliz, que sólo el día de hoy lo tenemos garantizado, el de mañana: ¡no sabemos!
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