Tiempo de lectura estimado 6 minutos
Te cuento,
Que hace como diez años leí algo por ahí del amor propio. Explicaba lo que ya hemos visto en muchos memes y publicaciones: una tiene que amarse para poder amar a los demás, una tiene que tener su copa llena para poder compartir con los demás, una no puede amar a otros si no se ama a sí misma, una solamente puede dar de lo que tiene y otros aforismos más comunes en temas de auto ayuda, espiritualidad, etc.
Aunque todo eso me hacía muchísimo sentido, no tenía idea de qué era amarme a mí misma. Pensaba que era darse cuidos y mimos, tales como ir de tiendas, al salón o al spa, pero a mí esas actividades no me gustan (mejor voy a la ferretería sinceramente jajaja) entonces me encontraba en una encrucijada ¿Cómo puedo demostrarme amor y cuidarme a mí misma? ¿Cómo puedo enseñarle a mi hija a hacer algo que yo no sé hacer?
A lo largo del tiempo me fui conociendo mejor, leyendo más y pronto formalizo mis estudios como psicóloga. En este proceso definitivamente aprendí cómo amarme (sigo aprendiendo) y aunque hay días que no me sale tan bien, aprendí también que perdonarme y ser compasiva conmigo misma es una forma de autocuidado.
Aquí te comparto, sin ningún orden en particular, algunas estrategias de autocuidado que he ido descubriendo y poniendo en práctica. Si quieres puedes compartir las tuyas en la sección de comentarios, ¡te leo!
Respeto mis límites y reglas personales: trato de no involucrarme con personas o situaciones que irrespeten mi ética personal. Digo NO con certeza o me retiro sin dar muchas explicaciones.
Aprendí que la palabra No es una oración completa. Puedo ponerlo bonito "no, gracias" o "No me apetece, gracias" Le debo explicaciones sobre mis decisiones solamente a quien yo considere necesario.
No salgo si no quiero salir -o me obligo a salir- si veo que estoy atascada en algún mal ánimo. Depende de la situación, pero por lo general intento ser respetuosa con mis emociones y estados de ánimo. Entiendo que hay días en que necesito solamente mi propia compañía y otros días en que aunque sea salir a dar una vuelta en el carro y ver el cielo o juntarme con alguien querido me hará mejor que quedarme sola.
Comparto con gente que me quiere como soy. Gente que me escucha sin juzgarme, se ríe conmigo y si hay que llorar también, me da la mano o un abrazo sin decir nada porque sabe que es lo que necesito en ese momento. Gente que me hace reír y disfrutar la vida a plenitud, gente que me saca de mi zona de confort (trancada en mi casa) y me lleva a la playa o al monte, gente que es capaz de sostener una conversación interesante, incluso con diferentes puntos de vista sin que se convierta en una situación desagradable.
Tengo hábitos de vida saludables (y estoy tratando cada día de incorporar mejores hábitos): duermo bien –para esto necesito ayuda médica ya que sufro de insonmio, les contaré en otro post. No bebo alcohol en exceso, trato de comer comida hecha en casa (aunque sí me cruzo con una fundita de platanitos o galletitas hay problemas jajaja... pero sí sí sí! me como el chocolate o la picadera si me antojo también) medito y practico Mindfulness. Tengo disciplina con mi horario de trabajo, lo cual fue un proceso porque #WorkaholicInRecoveryHere. Próximamente quiero incorporar una práctica de meditación, yoga y ejercicio más disciplinada. Voy paso a paso.
Hago cosas que me dan vida: soy sumamente intelectual, creativa y aventurera así que trato de darle espacio a todas esas cosas que me sacan una sonrisa. Me da vida leer, escribir, aprender, enseñar, dibujar, colorear, ayudar a mis clientes, compartir con mi hija y familia, estar en la naturaleza, bailar, cantar, etc. (No shopping please! LOL)
Voy a terapia!!! En mi trabajo como asesora educativa veo cosas que me afectan, más mis propios asuntos personales. Ir a terapia es un momento innegociable para atenderme y cuidarme, para reflexionar sobre los casos que estoy viendo y ayudarme con cualquier tema que me esté complicando la existencia.
NO ME MALTRATO: carajoooo, perdón por la palabrota, pero esta sí que me fue difícil. Solía decirme cosas como "tan bruta" "que mensa" "que idiota" (dizque relajando) si cometía un error –real o imaginario. Me quedaba enchonclada diciéndome todas las maneras en que lo pude haber hecho mejor, me ponía MUY, pero MUY, rabiosa conmigo misma si no podía tomar una decisión o si tomaba lo que yo entendía había sido una mala decisión. Ya no hago esas cosas.
Me miro y me hablo con cariño, perdón y compasión: me humanicé a mí misma. Esto quiere decir que entendí, que como ser humano que soy, no soy perfecta ni tengo que serlo. Tendré días buenos y días no tan buenos... Habrán momentos donde me sentiré invencible, capaz, inteligente, bella, sexy y habrán días en que me sentiré torpe, vaga, incapaz y gorda... Y todo eso está bien.
No sufro de "positivismo tóxico": hay días de mierda, hay gente que la trata a una mal, hay lugares que no le hacen bien a una, hay situaciones horribles que nos pasan.... A las cuáles no les vemos ninguna razón de ser en el momento en que las estamos viviendo. Así que no me presiono nunca a "ver el lado positivo" ni "el aprendizaje", eso llegará en su momento. Y está bien sentirme horrible, está bien coger pique o llorar... Está bien porque:
Le doy lugar a todas mis emociones: cada una de ellas trae consigo una memoria, una señal, un aprendizaje. Hago un alto en el camino y disfruto mi felicidad, observo mis miedos, calmo mis dudas, siento mi rabia o mi tristeza y las dejo fluir. Nuestras emociones forman parte importante de nuestra salud mental y es saludable ver qué me están diciendo cada una de ellas (pero eso ya será tema para otro blog).
Cada una de estas cosas que hago las considero siempre como algo en proceso. Seguro que en el camino seguiré agregando más cosas para brindarme amor y cuidarme. No me aferro a la perfección y trato al final del día de ser honesta conmigo misma de qué tanto me amé y si no me fue muy bien, pues ¡¡¡mañana es otro día para intentarlo!!!
Con amor, CarmenGilda